Precariedad del sistema de salud en pandemia: ¿Hasta cuándo?
21 de febrero del 2022. Hablar de la precariedad del sistema de salud en nuestro país es abordar distintas problemáticas, estrechamente vinculadas, como la de la situación de la pobreza, crisis alimentaria, agua y saneamiento solo por mencionar algunos ejemplos. En ese sentido, ¿te imaginas afrontar una pandemia como la que vivimos hoy sin la disponibilidad y acceso a los servicios de agua, saneamiento e higiene? Mucho peor aún, sin contar con una alimentación diaria y un techo adecuado donde vivir…la pobreza.
En efecto, sin una buena alimentación se estarás más expuesto a contraer enfermedades de todo tipo. Si no se cuenta con un adecuado servicio de agua potable se pondrá en riesgo la salud. Esta es la dura realidad de muchas familias en el Perú que viven en condiciones altamente vulnerables. Por si fuera poco, la pandemia ha hecho que esta difícil situación se agrave por completo.
Sí, tal vez no sea una noticia que los medios de comunicación a nivel local y nacional cubran de forma continua —salvo que suceda alguna tragedia o suceso traumatizante que llame su atención—, ya que muchos de estos solo abordan, en su mayoría, temas sensacionalistas o políticos. Sin embargo, no por ello deja de ser importante para evidenciar la falta de interés por visibilizar la enorme brecha de desigualdad en la que vivimos actualmente en el país.
En este contexto, el Perú cuenta con un sistema de atención sanitaria descentralizado, administrado por cinco entidades: el Ministerio de Salud (MINSA), que ofrece servicios de salud para el 60 % de la población; EsSalud, que cubre el 30 % de la población; y las Fuerzas Armadas (FFAA), la Policía Nacional (PNP), y el sector privado, que proporcionan servicios sanitarios al 10 % restante (Recursos humanos en salud al 2011). El resultado es un sistema que contiene numerosos proveedores de servicios y seguros, que cuentan con una coordinación deficiente y a menudo desempeñan funciones que se superponen. Los agentes de salud, por su parte, suelen tener diferentes trabajos en múltiples subsectores.
La información señalada anteriormente hace indicar que un punto frágil es la coordinación no solo de los departamentos responsables en atender las demandas en materia sanitaria, sino también de la carencia en cuanto a una adecuada administración y distribución de los recursos que manejan de forma directa e indirecta las entidades mencionadas.
Por otra parte, el Ministerio de Salud (Minsa), a través de la oficina de Programación Multianual de Inversiones, actualizó el Diagnóstico de Brechas de Infraestructura y Equipamiento del Sector Salud para el 2020. Este reporte consta de 10 indicadores que buscan dar seguimiento al cierre de brechas y están definidos según su tipología de inversión y servicios públicos. Cabe destacar que el análisis solo toma en cuenta los establecimientos de salud en funcionamiento del Minsa, EsSalud, las sanidades de las Fuerzas armadas y de la Policía Nacional del Perú. En suma, los indicadores revelan que el sector se encuentra en un estado crítico; sin embargo, preocupa que no se proyecten reducciones significativas hacia 2022.
En cuanto al estado de los hospitales, de los 247 contabilizados a nivel nacional al cierre de 2020, 236 tienen capacidad instalada inadecuada. En términos proporcionales, el incremento de infraestructura inadecuada entre 2019 y 2020 habría pasado del 51 % al 95.5 %. Esta brecha se explicaría por el colapso sanitario que originó el incremento sustancial de las atenciones a pacientes con coronavirus. A nivel desagregado, los departamentos con menores indicadores de brecha de infraestructura y equipamiento en estos establecimientos son Tumbes (67%), San Martín (70 %), Moquegua (75 %) e Ica (89 %).
Por su parte, el 77 % de los institutos especializados (10 de los 13 existentes a nivel nacional) no cuenta con infraestructura y equipamiento acordes con los estándares sectoriales establecidos, mientras que en 2019 este valor era del 60 %. Y si analizamos los laboratorios del Instituto Nacional de Salud (INS), entidad dedicada a la investigación de problemas prioritarios de salud y de desarrollo tecnológico, la realidad es preocupante, con un 95.1 % de establecimientos con capacidad instalada inadecuada, y tanto la cifra de 2019 como la meta para 2022 reflejan una variación nula. Y la situación es similar en el caso de laboratorios regionales de salud pública, de los cuales el 96 % no se encuentra en condiciones óptimas en relación con la infraestructura y el equipamiento especializado para ofrecer el servicio.
¿Qué hace pensar que el panorama pueda cambiar al 2022? El sistema de salud en el Perú adolece de una serie de cambios, ya que se ve caracterizada por ser fragmentado. “En al año 2020, los peruanos gozarán de salud plena. Ya sea física, mental y social, como consecuencia de una óptima respuesta del Estado. Estará basada en los principios de universalidad, equidad, solidaridad y de una activa participación ciudadana”. Esta es la visión integral y oficial del Ministerio de Salud (Minsa), refiriéndose al sector privado y público. Al parecer, poco significativo ha resultado ser el avance, más aún con una emergencia sanitaria que ha sacado a relucir el verdadero rostro de nuestro sistema sanitario a la actualidad.