Salud mental y efectos de la COVID-19 en el Perú: un problema silencioso
- Fecha 31 de marzo de 2022
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29 de marzo del 2022. No hay duda que la pandemia ha generado una serie de consecuencias unas más graves que otras. Desde la recuperación de la enfermedad misma, perdida de familiares, empleo, cambios de estilo de vida, entre otros son solo algunos ejemplos. Sin embargo, hay una que ataca silenciosamente a nuestras vidas: la tan importante, pero muchas veces descuida salud mental.
La pandemia del COVID-19 ha afectado a la salud mental de muchas personas. En efecto, muchas personas a lo largo de la pandemia han experimentado temor, ansiedad, angustia y depresión. ¿A qué se puede relacionar todo ello? Pues al aburrimiento, falta de información transmitida de forma online y offline, fake news, perdida de empleo, de un familiar querido, entre otros. De este número de causas, quienes más se exponen a presentar enfermedades son los niños y adolescentes, adultos mayores y mujeres.
Según un estudio del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) del Ministerio de Salud (Minsa), el 52.2 % de la población de Lima Metropolitano sufre de estrés de moderado a severo, causado principalmente por la COVID-19 y los problemas de salud, económicos o familiares que trajo consigo. Además de la cifra referida, la investigación efectuada en una muestra de 1823 personas vía llamadas telefónicas, indicó que el 54.6 % de limeños reportó problemas para dormir que ameritarían atención.
En esa línea, el doctor Humberto Castillo Martell, director general del INSM, precisó que conocer estos resultados contribuirá al análisis y diseño de políticas en el área de salud mental del país. “Las afectaciones a la salud mental como resultante de la pandemia son preocupantes y a la vez, una oportunidad para promover el desarrollo de reformas y mejores condiciones de vida de las poblaciones para enfrentar la COVID-19, lo que sería un desafío para el nuevo Gobierno del Perú y pueda incluirlo en su plan bicentenario”, manifestó durante las Jornadas Científicas Institucionales 2021, en el marco del 39 aniversario de dicha institución.
Adolescentes y adultos mayores: los más vulnerables
Según el informe “Estado mundial de la infancia 2021 – En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia”, elaborado por Unicef, reveló que el 13 % de adolescentes de entre 10 y 19 años a nivel mundial tienen un trastorno mental; es decir, más de 160 millones de menores. Unicef precisó que los trastornos más diagnosticados en adolescentes a nivel mundial son la ansiedad y depresión, que representaron más del 40 % de los casos. Tan solo en Latinoamérica, se diagnosticaron 16 millones de casos. Entre ellos, el 47,7 % de menores de entre 10 y 19 años fueron diagnosticados con ansiedad y depresión, el 26,8 % con déficit de atención/hiperactividad y 18, 2 % con trastorno del comportamiento.
La información recopilada sobre Perú reportó que la línea telefónica gratuita de salud mental del Ministerio de Salud (Minsa) atendió, entre diciembre de 2020 y abril de 2021, a 821 personas que luchan contra la ansiedad, depresión y problemas familiares. De ellas, el 48 % eran adolescentes. El informe también recogió los datos de una encuesta en línea hecha por el Minsa, la cual concluyó que un tercio de los niños y adolescentes que viven en el país experimentó dificultades socioemocionales durante la pandemia.
Cabe precisar que la situación se agudiza aún más al referirnos a los adultos mayores, ya que la incertidumbre que genera la posibilidad de que estos sean más propensos al virus exacerban cualquier riesgo latente de depresión o ansiedad.
La inversión en salud mental e investigación: una deuda pendiente
Lo mencionó el director general del INSM al manifestar que las afectaciones a la salud mental resultantes de la pandemia pueden ser una oportunidad para promover el desarrollo de reformas y mejores condiciones de vida; no obstante, la inversión publica parece desestimar esa posibilidad. Al respecto, en base a una investigación realiza por Ojo Público, analizaron la información del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), y hallaron que las 10 regiones con mayor letalidad por el nuevo coronavirus (Ica, Lambayeque, Piura, Ucayali, La Libertad, Loreto, Callao, Puno, Tumbes y Lima) pasaron de destinar S/1.213’506.851 a estos cinco programas, en 2021, a S/1.091’563.847 para este año. Lo que significa una reducción del 10,1 % en los recursos asignados a los mismos de manera conjunta (S/ 122 millones).
La atención de la salud mental es una de las áreas que se ha visto más afectada, pues presenta un recorte del 24,2 % del presupuesto otorgado de manera conjunta a estos 10 gobiernos regionales. Dicho sector es seguido por el de prevención y tratamiento de enfermedades no transmisibles, cuya disminución es del 20,3 %.
La salud mental después de la COVID-19
El Ministerio de Salud ha incorporado líneas de tele consulta, tele atención y tele orientación para que las personas que tienen problemas de salud mental identificados antes de la pandemia, no vean interrumpidos sus tratamientos. De la misma forma, las líneas del 113, opciones 3 y 5, brindan soporte emocional a la población y contención al personal de salud. También se ha conformado grupos de apoyo emocional a las familias por duelo. Los Centros de Salud Mental Comunitarios siguen funcionando e implementando sus actividades de forma virtual o, cuando sea necesario, de manera presencial.
A pesar del esfuerzo realizado por el actor público, hace falta iniciativas sostenibles en el tiempo tanto del sector público y privado. Así mismo, se deben incluir las oportunidades que nos brindan las tecnologías de información y comunicación, que promuevan servicios accesibles para promover la salud mental de las personas a nivel nacional. La salud mental no es una cosa de juegos o que sea efímera. Ser resilientes. Ser fuertes, ser valientes para seguir adelante a pesar de todo.
Tomado de la web del Gobierno del Perú.
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